El hospital La Fe de Valencia presentó ayer su
primera operación de implantación de un corazón mecánico. El primer paciente en
recibirlo ha sido un castellonense de 51 años que padecía una cardiopatía muy
grave y no podía recibir un trasplante. Tras esta primera operación, el
dispositivo se incluye en la cartera de servicios del hospital que se convierte
en el primer centro público español en colocar este tipo de dispositivo. Su
coste ronda los 90.000 euros por paciente y se estima que podrían ser intervenidas
cerca de 10 personas al año. Ante la creciente escasez de donantes, este
corazón mecánico podría ser en el futuro una alternativa al trasplante de
corazón.
“Estaba en el corredor
de la muerte sin posibilidad de indulto. Esto me ha devuelto la vida”, decía
ayer emocionado el paciente Vicente Sorribes, comerciante de Artana
(Castellón), sosteniendo una bandolera con las petacas eléctricas que alimentan
su nuevo corazón mecánico. El dispositivo de asistencia ventricular (HeartWare)
es el más avanzado que existe en la actualidad y según explicó José Anastasio
Montero, director del área de Enfermedades Cardiovasculares, está lejos de
parecerse a los antiguos mecanismos con válvulas y cavidades.
Por efecto magnético,
alimentado por energía eléctrica, el dispositivo genera un flujo sanguíneo
continuo (sin bombeo). El resultado de su colocación es un paciente sin pulso,
puesto que el corazón no late, pero con una irrigación corporal normal. Montero
explicó que la simplicidad del mecanismo y el material del que está fabricado
hacen que el rechazo sea prácticamente imposible.
En la Comunidad
Valenciana hay cerca de 50.000 pacientes con un fallo cardiaco similar, pero
pese a las ventajas de este mecanismo, no se implantará de manera masiva. “Los
miembros del grupo médico hemos establecido unos criterios para implantarlo.
Deben ser pacientes que tienen fallo cardiaco importante, en los que el resto
del organismo está bastante bien y que sean meticulosos, concienzudos, capaces
de curarse las heridas y de avisar rápidamente si hay algún problema”, explicó
ayer el doctor Luis Almenar, responsable de la unidad de Insuficiencia Cardiaca
y Trasplante de corazón de La Fe.
La operación tuvo lugar
el día 5 de marzo y duró más de cinco horas, según ha explicado el equipo
médico multidisciplinar que la realizó. El corazón mecánico cabe en la palma de
la mano y su pequeño tamaño permite instalarlo en el interior de la cavidad
cardiaca sin necesidad de extraer el órgano del paciente. Consiste en un
dispositivo centrifugador magnético que se fija en el exterior del corazón en
la zona inferior izquierda.
Durante el día el corazón funciona con
baterías pero durante la noche se conecta a la corriente eléctrica
Metálico y con una forma
circular, el centrifugador tiene dos tubos: por uno el aparato recibe sangre
desde el órgano y por el otro la envía a la arteria aorta para su incorporación
al torrente sanguíneo.
El mecanismo funciona
con energía eléctrica de unas baterías recargables que el paciente lleva en el
exterior del cuerpo. Para conectar el corazón con dichas baterías, el
centrifugador posee un cable que recorre de forma interna el tórax del paciente
y sale al exterior para unirse al sistema de alimentación.
El periodo postoperatorio
de esta intervención es más sencillo puesto que la ausencia de válvulas y la
simplicidad del dispositivo evitan que se caliente y con ello la formación de
coágulos y trombos, según explicó el coordinador de la operación José Anastasio
Montero.
El paciente puede hacer
su vida normal pero está obligado a mantenerse cerca de una fuente de energía
eléctrica para no perder nunca el suministro. Durante la noche las baterías se
desconectan y el paciente enchufa el dispositivo a la corriente eléctrica. Los
responsables del hospital explicaron que se han puesto en contacto con la
compañía eléctrica que abastece a la vivienda de Vicente Sorribes para asegurar
el suministro, ya que un corte de electricidad podría poner en peligro el
funcionamiento de su corazón mecánico.
Pese a lo delicado del
mecanismo, Sorribes está feliz: “Mi movimiento era muy limitado, comer
prácticamente me era imposible, no podía subir escaleras... ahora puedo dar
paseos, comer, estar acostado... Mi calidad de vida ha cambiado muchísimo”.
El doctor Luis Almenar
explicó que este dispositivo puede solucionar en un futuro la ausencia de
donantes: “La lista de espera de transplantes va aumentando, tenemos casi 25,
más que nunca porque hay muy pocos donantes y en algún momento habrá que plantearse
colocarles este dispositivo”.